Vuelo
|
|
Hay sueños cuyo argumento repito, son varios los que reitero. Sueño que me
caigo desde muy alto y me despierto en el momento de la muerte,
angustiadísimo; sueño que vuelo; sueño que
mi padre regresa, no se había muerto
sino que estaba viajando, o perdido, o algo así.
El otro día soñé que volaba.
Para volar, hay que elevarse desde los hombros, levantándolos como
dicendo "¿qué me importa?".
Te elevás, despacito al principio, y luego flotás
mientras mantengas los hombros en la posición de "¿qué me importa?". Esa el la
técnica que mis sueños repiten.
El sueño éste, me llevaba por sobre el farm, sobre el pond. Al lado mío había
un pato que me miraba y me hacía "¿qué me importa?" con las alas, para que vuele
más y me importe menos.
Desde lo alto, medio escondido por los árboles, veía abajo a Sussana, con una
tijera de costurero recortaba el pasto, al hacerlo se acercaba al pond y yo
pensaba que se terminaría cayendo al agua...
Pero no, siguió con la tijera traca
traca traca traca.
Empezó a cortar el agua misma, haciendo un gran círculo, el agua se dejaba
cortar como papel. Me acordé, en el sueño, de la película que creo se llamaba
El Proceso, muy psicoanalítica. Había una escena - tambien de un sueño -
donde una tijera cortaba una cortina de papel con ojos pintados. En el sueño
me dije: "ésto, debe ser un sueño, no le des bola... "
Bajando me fui acercando al pasto.
A lo lejos veía una mina a la que no le podía
ver el rostro.
Al oírla desde arriba tenía una risa contagiosa.
Viéndola, también de lejos,
su manera de moverse me atraía.
Me fuí acercando, despacito.
A medida que me aproximaba,
el rostro se envolvía en una nube que la tapaba,
su risa se hacía cada vez mas lejana...
No había manera de reconocerla.
Fuí a buscar mi cámara de fotos para registrar la risa (lo dije así en el sueño).
Entré en mi dormitorio y allí la encontré nuevamente.
Se estaba mirando en el espejo.
Aún no podía verle el rostro ni reconocer su figura.
De espaldas me dice
"mirá,
mis pechos estan más grandes, mirá,
mirá, tocalos."
Casi tocándole la espalda, envolví sus torso y abracé sus pechos, sin
reconocerlos...
No pude decir si eran más grandes.
Pero sí, sentía que cuanto mas los
abrazaba, más firmes - o quizás grandes - los sentía.
Mirá, tengo escote, dijo,
mientras giraba y presionaba su pecho contra el mío.
Excitados, apretados, caímos dando vueltas en el suelo, mientras, insistente, me
preguntaba por su rostro, al que aún no podía ver.
Se me escapa el sueño ahora. No se que pasó, con la mina sin rostro, con los
pechos crecientes, con su excitación, con la mía.
|
|
|